Ensayo 2: Educación del Siglo XXI en América Latina
- susangoba
- 28 nov 2015
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RESUMEN:
El mundo universitario latinoamericano se vió sacudido a partir de los años noventa con la llegada de una batería de reformas. Para la mejora de las instituciones, se crearon las agencias de evaluación y acreditación; fué iniciativa presente en casi todos los procesos de reforma. Trabajo y tiempo de por medio, y más allá de las particularidades de cada caso, la puesta en práctica de la evaluación y la acreditación y la preocupación por la calidad han permitido que una especie de "cultura de la evaluación" anide en casi todos los sistemas latinoamericanos. En una sociedad, la formación en el nivel superior es a la vez uno de los motores del desarrollo económico y uno de los polos de la educación para ciertos sectores de la población a lo largo de la vida, son los cimientos de nuestro futuro en nuestra población. Por otro lado, no es fácil para la mayoría de nuestros jóvenes el ingresar a instituciones privadas, ya que no cuentan con el recurso necesario ni apoyos que les puedan sustentar sus gastos universitarios ya que son elevados costos.
ABSTRACT:
The Latin American academic world was shaken from the nineties with the arrival of a battery of reforms. To improve the institutions, agencies of evaluation and accreditation initiative was present in almost all reform processes were created. Work and time involved, and beyond the specifics of each case, the implementation of the evaluation and accreditation and quality concerns have allowed a "culture of evaluation" in almost every nest Latin American systems. In a society, the formation on the upper level is both an engine of economic development and one of the centers of education for certain sectors of the population throughout life are the foundations of our future in our population. On the other hand it is not easy for many of our young people to enter private institutions because they do not have the necessary resources and support that can sustain them for college expenses as they are high cost.
INTRODUCCIÓN:
La afirmación sobre la importancia que tiene la educación superior en el desarrollo de cualquier sociedad es ya un lugar común en las discusiones políticas y académicas sobre la materia. No obstante, dicha aserción no resuelve la pregunta sobre qué tipo de educación, para qué desarrollo y para qué sociedad; para ello es indispensable reconocer el carácter histórico y político de esa relación.
Es de vital importancia las estrategias de conocimiento que se apliquen para favorecer la adquisición de un mayor nivel de destrezas, mejor preparación y mayor equidad, para asi avanzar hacia mayores niveles de desarrollo y equidad social.
Las universidades enfrentan una de las épocas más interesantes, inciertas y complejas, pues la globalización implica la posibilidad de aprovechar oportunidades importantes, pero también desafíos y problemas serios con relación al futuro, al cuestionarse el ideal de lo público y del bien común.
Algunos de los factores negativos de la globalización en las universidades es el lucro que las personas lo estén mirando como el negocio de la vida y no como beneficio de nuestra sociedad por un bien de nuestro pueblo, país del mundo para la mejora de cada uno de nosotros. Los valores tradicionales de la Universidad siguen siendo válidos (la autonomía, la libertad de cátedra, la investigación, el trabajo de los estudiantes, trabajo en equipo, la evaluación), pero son valores amenazados en el contexto de la globalización, condenando por la misma sociedad.
DESARROLLO:
El mundo universitario latinoamericano se vio sacudido a partir de los años noventa con la llegada de una batería de reformas. El diagnóstico que justificaba la urgencia del cambio remarcaba los problemas de financiamiento, gestión, organización y rendimiento académico que acusaban las universidades de la región. Este crítico cuadro de la educación superior remitía a problemas más globales que arrastraban a los Estados: déficits constantes, gestiones ineficientes, estructuras burocráticas.
La afirmación sobre la importancia clave que tiene la educación superior en el desarrollo de cualquier sociedad es ya un lugar común en las discusiones políticas y académicas sobre la materia. No obstante, en dicha afirmación no es transparente ni unívoco el significado del tipo de desarrollo esperado para cada sociedad, como tampoco lo es el tipo de educación que permitirá promoverlo. En otras palabras, si bien hay aceptación entre la estrecha relación entre educación y desarrollo, la pregunta sobre qué educación para qué desarrollo para qué sociedad sigue en pie.
Para la mejora de las instituciones, se crearon las agencias de evaluación y acreditación fue iniciativa presente en casi todos los procesos de reforma. De alguna manera, era una de las medidas más sintomáticas del sentido con el que el Estado pretendía regular el funcionamiento del sistema universitario que es el promover la calidad, con todas las diversas acepciones que el concepto ha desarrollado en cada contexto, que se volvió algo primordial, una de las primeras recomendaciones de los organismos internacionales.
Trabajo y tiempo de por medio, y más allá de las particularidades de cada caso, la puesta en práctica de la evaluación y la acreditación y la preocupación por la calidad han permitido que una especie de "cultura de la evaluación" anide en casi todos los sistemas latinoamericanos; ya no se le considera una práctica ajena, impuesta o sólo vinculada al financiamiento, sino una herramienta de mejoramiento de programas, carreras e instituciones (cfr. Villanueva, 2004; 2007).
Se crearon barias instituciones evaluadoras, esto servía para dar un estatus más alto para las instituciones educativas en la sociedad de ser mejor tener una excelente calidad y esto tenía como resultado, la demanda o matricula del alumnado subía de nivel.
En una sociedad, la formación en el nivel superior es a la vez uno de los motores del desarrollo económico y uno de los polos de la educación para ciertos sectores de la población a lo largo de la vida, son los cimientos de nuestro futuro en nuestra población. Es, también, depositaría y creadora de conocimientos. Además, es la principal institución de transmisión de la experiencia, cultural y científica, acumulada por la humanidad, y un punto importante las relaciones sociales a lo largo de esta etapa, algo vital para lo largo de nuestra vida laboral y personal.
Por otro lado no es fácil para la mayoría de nuestros jóvenes el ingresar a instituciones privadas, ya que no cuentan con el recurso necesario ni apoyos que les puedan sustentar sus gastos universitarios ya que son elevados costos, por este caso ha disminuido los estudiantes con nivel licenciatura o maestría en nuestro país.
Fondos concursables: La asignación de fondos extraordinarios a docentes e investigadores no es una práctica novedosa. En América Latina es posible constatar, al menos desde los años cincuenta, la existencia de organismos y agencias públicas encargadas de financiar proyectos de investigación, capacitación, etc. Pero con el programa de reformas iniciado en los noventa los criterios de asignación de esos fondos se vieron modificados: por un lado se crearon, también en este caso, algunos nuevos organismos; por otro, y más importante, se abandonó la carrera burocrática como criterio exclusivo para la adjudicación de los fondos y se implementaron mecanismos vinculados al Nuevo Gerenciamiento Público.
CONCLUSIÓN:
Los tiempos han cambiado, las utopías han hecho agua, los estamentos sociales internos se han transformado y, muy particularmente, el mundo ha experimentado grandes cambios, cuyas fuerzas motrices aún no apuntan hacia un proceso social inteligible y aprehensible.
Las universidades de los países desarrollados y sus sistemas de educación superior están en situación ventajosa, por sus recursos financieros, por estar en el estado del arte en los temas de investigación y por su fácil acceso a las redes de información.
Las investigaciones y los postgrados deben servir, en primer lugar, a las demandas de la sociedad y no exclusivamente a intereses corporativos o de mercado. Por otra parte, sin invertir en educación superior no se alcanza ni se mantiene la excelencia y la competitividad en la sociedad del conocimiento.
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