El desafío de las nuevas tecnologías
- susangoba
- 30 nov 2015
- 2 Min. de lectura

El avance en el empleo de tecnologías diversas, en particular las referidas a la información y la comunicación digital, es un dato clave del mundo actual y el impacto de estos desarrollos en la educación es y será fundamental. Los sistemas educativos latinoamericanos se enfrentan a este contexto con obstáculos financieros y tecnológicos que les impiden equiparse adecuadamente, pero también sociales que implican que no todos los ciudadanos podrán acceder a la nueva tecnología (Tedesco, 2000).
Como referencia podría considerarse que mientras en Estados Unidos la inversión en nuevas tecnologías representa 5.25 por ciento de su PBI, y en Europa el 2.4 por ciento, en América Latina esa inversión representa sólo 1.38 por ciento (Duriez González, 2007: 6). Por otro lado, las dificultades tecnológicas son aún notables: los costos de conexión, la velocidad a la cual se trasmiten los datos, el equipamiento de los usuarios y las instituciones están por demás rezagados con respecto a los países desarrollados.
Otro dato preocupante de la región es la brecha que se ha abierto entre algunos países en los que se han logrado algunos desarrollos importantes en cuanto a la conectividad y otros en los cuales el problema es la imposibilidad de contar con equipos básicos.
En este sentido, la educación virtual puede ser una herramienta de mucha utilidad para la integración y la inclusión siempre y cuando puedan superarse esas brechas económicas, tecnológicas y sociales. También en este caso, una integración que maximice los esfuerzos en pos del desarrollo tecnológico aplicado a la educación, deberá ser una posibilidad a explorar y explotar. En este punto, la conclusión es similar a la que se arribó en el ítem anterior: la integración regional y las políticas de convergencia podrán facilitar un mejor aprovechamiento de los recursos y, en definitiva, comenzar a superar el rezago en el que se encuentra la inversión tecnológica en el continente.
Junto con esto, deberá iniciarse una profunda reflexión sobre las implicancias didácticas y pedagógicas involucradas en esta modalidad educativa. Si bien corresponde a un debate mucho más amplio que no nos compete en las páginas de este trabajo, no podemos dejar de señalar que no siempre más tecnología es sinónimo de mejor educación y que la incorporación de nuevos recursos tecnológicos no siempre significa un mejoramiento en el modelo de enseñanza–aprendizaje.
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